Es el mismo día que la entrada anterior, no estoy seguro si debiera ponerla a parte. Estoy desde el celular en el patio, tomando tereré de limón y mojándome con una jarra. Digo:
Qué fácil nos olvidamos de los milagros cotidianos.
Esta es una enseñanza de la vejez que todo viejo conoce y que todo joven desconoce a propósito. El agua, la luz, el inodoro, la verdura y la fruta que están en la heladera y la heladera, el complicado proceso de la cerveza, la crueldad en la carne, el agua caliente, etc.
Hoy pensaba que hacer cosas es lo que me hace feliz. Una planta, un poema, etc. También compartirlo, sobre todo la planta, el tiempo, la cerveza.
Pienso esto cada vez más. La muerte está cerca y no me asusta, debería asustarme. Realmente siento que no tengo mucho que perder. Debería tener mucho que perder. Mi objetivo es tener casa vez más que perder y no tener miedo de perderlo, ni de la muerte.
Igualmente ahora tengo ganas de jugar a los videojuegos y después debería hacer algo de trabajo. aunque esté tiempo me lo tomé de vacaciones y el trabajo es un originador de mucha ansiedad, así que tal vez no. También quiero cambiar a trabajos que me den menos ansiedad. Pero eso es parte de trabajar.
Hace un rato escribí que las meditaciones de relax no me funcionaban porque algo en mí no se las creía, detectaba el falseo y que probablemente ese algo sea mi ansiedad. Escribir esto es un modo de meditación. Mi concentración estuvo totalmente enfocada y siento cierto relax en el cuello, que igualmente sigue muy complicado. Veremos.
Pd: ya la publiqué pero no quiero hacer 3 en un día después de un mes sin poner nada. Poca disciplina.
Quería agregar que debería tomarme todo como una aventura, nueva experiencia, vacaciones. Dejar de retener todo como ese cúmulo de nervios en la nuca. Tal vez en estos días debería cumplir horarios pero dedicándome solo a la escritura. Veremos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario