Me estoy independizando del celular. Intento dejarlo. Dejarlo arriba de la mesa cuando voy al baño, por lo menos. En el baño pensaba, cosa que no hubiese hecho sin el celular. Pensaba si esto me iba a costar tanto como dejar la paja. Creo que más. Porque el celular es una adicción social, como el alcohol. También pensaba, aunque no fue ese el camino, acá pareciera que sí. Pensaba en que había pensado en que siempre me hacía la paja en dos habitaciones, creo que nunca me la hice en el resto de la casa. Había pensado, para hacer algo nuevo, en hacerme una paja en la terraza. La cosa es que al acordarme de eso le veía una veta productivista. La necesidad de innovar por innovar, por tener un récord nuevo.
Creo que era solo eso. Ese párrafo que nació por no llevar el celular al baño. Fue más simple y gratificante que dejar la paja, así que ahora dudo cuál me va a costar más dejar.
Pensé también en otros temas, pero son temas que puedo hablar con otras personas. No tengo a nadie de confianza como para hablar esto. Sí, es un poco triste, pero hay que aceptarlo. Ahora tampoco lo estoy hablando con nadie. Bueno, sí, conmigo. Tal vez debería empezar terapia, que es hablar conmigo pero con un testigo.
Dos son demasiadas cosas por dejar. Lo voy a poner en el título. Hasta luego.
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