Pobre mí cansado cuerpo con un cansado cerebro que ya no quiere los videojuegos, nada lo baja del cohete al que se subió.
Cada ojo de mi cuerpo está abierto, pero yo estoy adormecido. ¿Peleo contra mí? ¿Qué tan cruel es mi enemigo?
Pasarme la mano por la cara funciona. Sonreír ya no funciona.
El mar golpea con sus dos brazos la escollera, sin propósito alguno, es un artista.
Los libros, les cuesta pero funcionan, para despegarme cómo ese mar despega la arena y las piedras.
Antes hice yoga, muy poco. El cuerpo, funciona.
El trabajo es un estorbo, solo hay que intentar esquivarlo salvo cuando se lo está ejecutando. Y listo.
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